El mercado inmobiliario rural en el país, anterior a la nueva situación que vive el mundo y la Argentina por la Pandemia del “Coronavirus” que provocó un freno total de la economía mundial; ya estaba casi paralizado por razones endógenas, de las políticas impositivas, del mercado de capitales y restricciones en la operatoria de divisas, como sucede en la actualidad.
Hemos visto en este mes de marzo una caída brutal y feroz de los mercados financieros mundiales y local, en bonos, acciones, petroleo, etc. a niveles de hasta el 80% de los valores originales.
En el caso de las inversiones inmobiliarias rurales, sin duda han caído los valores, desde el pico más alto del valor de la tierra en el 2011, cuando la soja en Chicago valía casi 500 dólares/Tonelada, antes del cepo cambiario implementado por el último gobierno de CFK, que estimamos, según encuestas dentro de la CAIR (Cámara Argentina Inmobiliaria Rural), de la que soy socio, en el orden del 20 al 30% según ubicación, aptitud productiva, calidad, accesos, escala, etc., cuando la soja cotiza hoy en Chicago en 325 dólares/Tonelada, es decir una caída de la oleaginosa del 35%.
La diferencia más importante entre las inversiones financieras y las inmobiliarias es que en las primeras, uno pueda salir inmediatamente, y en las otras hay que esperar que se produzca la compra/venta.
En la Argentina siempre se tuvo como resguardo de valor la inversiones en ladrillos y/o tierra.
Pero encuentro diferencias sustanciales entre ellas, urbanas y rurales, a saber:
En las urbanas, por ejemplo, por razones políticas y sociales el gobierno ha cancelado los aumentos de los alquileres por 180 días, haciendo bajar sensiblemente la renta del bien locado, situación que no es la primera vez que sucede en el país cuando se producen crisis como la actual.
Si se termina un periodo contractual puede suceder que no se encuentre un nuevo inquilino en forma rápida y se deben seguir pagando impuestos y expensas; además puede suceder que la casa, departamento u oficina el inquilino lo entregue o devuelva en malas condiciones y obligará al dueño a hacer un gasto de reparaciones y/o pintura para ofrecerlo nuevamente.
En el caso del predio rural, los valores de alquiler ya sea agrícolas y/o ganaderos, hay un mercado más transparente y menos intervenido directamente por el gobierno de turno, y tendrá los altibajos normales del mercado de granos y carnes, debido a oferta y demanda.
También la historia de mi experiencia personal de haber estado alquilando campos sobretodo agrícolas desde la década del 90 hasta hoy, tanto como operador martillero inmobiliario, como en el alquiler para siembras en administraciones, es que siempre los campos se alquilan; de diversas formas quizás, en kilos fijos de soja o a porcentaje, o sistemas mixtos de acuerdo a rendimientos, o asociados participando el dueño, el contratista y el proveedor de insumos y semillas.
Como resumen, estamos transitando a nivel mundial y local una situación sin precedentes por la Pandemia del Coronavirus que ha afectado a todo el mundo en el plano social, político y económico.
Sin duda, más tarde o más temprano, esto pasara y volvera la actividad productiva y de servicios a retomar la normalidad, con diferentes impactos y tiempos en los distintos países y rubros.
También seguirá habiendo capitales analizando inversiones productivas como siempre sucedió, y el sector de producción de alimentos será de los primeros que reaccione positivamente.
Ing. Miguel Alfredo Figueroa
Martillero Público (IGJ)