En la Argentina parece que los responsables de delinear las políticas en todo el ámbito económico, pero fundamentalmente en el agropecuario, no registran en la memoria de corto plazo, ya no de largo, lo que hemos vivido en los últimos 4 años, aun con los errores macroeconómicos que nos llevaron a un cambio drástico de gobierno; es que cuando al inicio del 2016 se retiraron las retenciones a los productos agropecuarios, se produjo una nueva revolución productiva, con los múltiples beneficios que trataré de enumerar a continuación:
Todo esto provoca un círculo beneficioso del aumento de la recaudación de los impuestos más genuinos y relacionados con la actividad. que cualquier economista podría demostrar que supera la recaudación producto de las retenciones, además de la distorsión que ello genera porque es una exacción directa del precio del producto independientemente de la productividad.
Lo mismo sucedió con el crecimiento exponencial de la actividad ganadera y láctea.
Estas producciones son justamente las que necesita el país para generar divisas tan necesarias, y que con estas nuevas medidas que han llegado hoy al límite de 33% en soja, y 15% al maíz y trigo, retrocedemos en el tiempo, y volveremos a la sojización del agro argentino con todo lo negativo que ya hemos vivido en la década pasada.
Ing. Miguel Alfredo Figueroa